¿Qué es la Psicoterapia Psicoanalítica Relacional?
Antes de empezar a explicar cómo es mi estilo de trabajo empezaré por el inicio.
¿Cómo llega alguien a terapia? Es habitual que alguien comience a pesar que necesita ayuda cuando atraviesa un momento de crisis. No tiene por qué ser algo grave, otras veces sí; pero siempre es algo que desestabiliza el sistema de defensas de una persona. Las dificultades comienzan cuando los caminos que uno siempre había escogido para afrontar los problemas desembocan en callejones sin salida o caminos peligrosos. En esos momentos uno comienza a sentir que sus emociones se desbordan, se siente triste, con ansiedad, irascible o comienza a sentir que su vida personal, laboral/escolar o familiar se tambalea. A veces también llegan porque han experimentado experiencias traumáticas que en un determinado momento tiran abajo todo el castillo de naipes que habían construido. Otras personas simplemente llegan porque desean conocerse mejor y buscan un crecimiento personal a través de recorrer su experiencia vital y cambiar así cosas de su presente y del futuro transitando su pasado lejano o más reciente.
Visto de esta manera, los momentos de crisis no tienen por qué ser sinónimo de fracaso, simplemente de oportunidad para crecer o cambiar cosas que han dejado de ser adaptativas. Aunque, para qué engañarnos, a veces afrontamos estas situaciones tolerando grandes dosis de malestar emocional.
Es ahí donde el papel del terapeuta entra en juego, al menos bajo mi forma de ver la psicoterapia. En ese proceso de aliviar el sufrimiento emocional el psicoterapeuta tiene un papel de acompañar, de escuchar atento y favorecer la reflexión conjunta a través de preguntas, explorar con el paciente lo sucedido y ver a dónde nos lleva el pensamiento; otras veces el terapeuta se encarga de señalar algo que la persona repite una y otra vez y que quizás nunca había tomado conciencia o poner la atención sobre sus códigos de comunicación y relación.
Un psicoterapeuta también acompaña en el dolor, en las emociones que amenazan con desmoronarnos y ayuda a contener y regular semejante ola emocional mientras paciente y terapeuta pueden poner palabras a lo que siente y “reprocesar” lo sucedido. Porque transitar el sufrimiento emocional significa a veces topar con nuestros puntos ciegos, experiencias que por diversos motivos han podido quedar negadas, enmascaradas o disfrazadas.
El objetivo final es que a través de la relación paciente- terapeuta la persona pueda explorar nuevas formas de relación con su mundo interno y externo y nuevas formas de estar en las relaciones con los demás. En definitiva, dar más voz a las facetas más sanas de cada persona o dotar de más recursos personales para afrontar experiencias dolorosas o de cambio.
El objetivo de la psicoterapia es poder tener en mente el pasado y el presente para poder decidir de forma consciente qué camino se desea tomar en el futuro y romper con patrones relacionales que se perpetúan de generación en generación.
Por todo esto yo no tengo un modo único de trabajar. Mi forma de relacionarme con cada paciente es diferente, puesto que en frente tengo personas diferentes con sus propias historias y experiencias vitales. Mi abordaje pasa por entrar en sintonía con cada persona y construir desde el vínculo terapéutico un alivio del sufrimiento psíquico y emocional dando lugar a nuevas formas de relación. Porque no, la psicoterapia no va de encontrar la perfección; va de aprender a tener una relación más sana con uno mismo y en consecuencia una forma más saludable de relación con el exterior.
Atentos a próximas publicaciones porque hablaré de cómo se traduce esto en el trabajo con niños y adolescentes. ¡No te lo pierdas!
Carmen D.P
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